Tus ojos son el lucero que me orienta
hasta tus bellos labios radiantes como el día.
El aroma de
tu piel
me recuerda a
una mujer hermosa y tu nombre se refleja
sobre el horizonte dibujado en cada nube.
En cada rayo
de sol, dejare un beso
para que me
recuerdes en cada noche.
Seré tu ángel
de la guarda.
El primero en
besarte, cada amanecer...
Néstor O Salgado
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